miércoles, 22 de enero de 2014

Represión policial deja siete campesinos heridos graves, uno con balín en el ojo

Resistencia a las fumigaciones en el asentamiento Crescencio González, sojal del latifundista brasileño Evaldo Araújo (foto diciembre 2013).
Una nueva represión policial a campesinos y campesinas que resistían la fumigación de un sojal en la zona ubicada entre los asentamientos Crescencio González y Araverá (localidad de San Vicente, distrito de General Resquín, departamento de San Pedro) dejó como resultado decenas de heridos, entre ellos siete de gravedad: Aníbal Alegre (62 años, padre de seis hijos) recibió un balín en el ojo y fue trasladado al Centro de Emergencias Médicas (CEM) en Asunción. Los demás heridos de gravedad son Tomás Pérez (53 años, padre de cinco hijos), Fidelino Miranda (53 años, padre de seis hijos), Leónido Cabral (47 años, padre de 10 hijos), Lida Jara (32 años, madre de cuatro hijos), Serafín Ríos (26 años, padre de un hijo) y Oscar Miranda (26 años), quienes están recibiendo atención médica en el centro de salud distrital.

La Federación Nacional Campesina (FNC) organiza mañana, jueves 23 de enero, a las 7:30 hs., un mitín frente a la sede del Ministerio del Interior en Asunción, para protestar por los abusos y el ensañamiento policial contra comunidades que están resistiendo en defensa de la salud de la población y por la soberanía nacional. En San Vicente están reunidos en asamblea campesinos y campesinas de la colonia y de las comunidades circundantes, para definir las medidas que se seguirán para continuar la lucha.

Más de 100 efectivos policiales llegaron para reprimir a quienes resistían la fumigación del sojal del brasileño Evaldo Araújo, quien posee un latifundio de unas 96.000 hectáreas en la zona. El sojal va desde las comunidades campesinas de Naranjito hasta el asentamiento Crescencio González, y todo ese trayecto (unos 50 kms) está completamente rodeado de sojales.

La resistencia a la fumigación es una determinación política nacional de la FNC y las comunidades seguirán resistiendo, debido a que las fumigaciones contaminan las fuentes de agua, las chacras, envenenan a la gente y animales de la comunidad.


Las fumigaciones envenenan a niños y niñas, mujeres embarazadas, ancianos, hombres y mujeres. Matan animales, destruyen los cultivos y envenenan el agua de las comunidades campesinas.


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