“Queremos una independencia basada en la democracia directa,
en la coherencia de la lucha con los intereses del pueblo, en la
recuperación de la historia real, que han intentado por cientos de
años eliminar” señala un documento de Paraguay Pyahura, resaltando que cada día "intentan borrar de nuestra memoria todo vestigio de historia que sirva de ejemplo y sustento para una transformación, o enterrar en el vacio cualquier contenido revolucionario, volverlo un sueño, una utopía”.
LA
GUERRA GRANDE CONTINÚA
Desde
su independencia en 1811 hasta el final de la Guerra de la Triple
Alianza, Paraguay tuvo un desarrollo pujante y autónomo. Se
fortaleció su soberanía y pudo relacionarse de igual a igual con
los países de la región y el mundo. Esa experiencia exitosa de
soberanía y desarrollo se truncó con la guerra, debido a los
intereses oligárquicos e imperiales. Paraguay fue devastado,
perdiendo territorio y la mayor parte de su pueblo. Un verdadero
genocidio que, además, tuvo que pagar durante decenas de años: las
gigantescas deudas de la guerra, impuestas por los vencedores.
Como
si todo ese saqueo y muerte no hubiera sido suficiente, los gobiernos
posteriores continuaron entregando la soberanía y las tierras. Una
costumbre nefasta que continúa hasta hoy, en que se están
entregando los últimos pedazos de tierra a los extranjeros, en
muchos casos arrebatándoselos a los campesinos paraguayos.
Pero
el pueblo resiste. Entonces, como ahora, el campesinado, la clase
obrera, jóvenes, mujeres, intelectuales, estudiantes y trabajadores
continúan batallando heroicamente contra el despojo de nuestra
nación y nuestra dignidad. Despojados de todo, queda la valentía,
la solidaridad, la organización y la convicción de continuar la
lucha.
Por
la conquista de la Segunda Independencia, la Guerra Grande continúa!
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